Luego de una larga caminata entre estrechos y largos callejones, casi intransitables, llegamos a la casa de Faunieli Díaz, quien tiene 32 años de edad y habita en la Zurza, específicamente en el lugar conocido como “Las Casitas de la Zurza”, su vivienda pequeña y humilde, aunque es de madera, por su fragilidad parece más bien como si fuera de cartón, levantada sobre desechos tóxicos del río Isabela, ya que en el se vierten residuos provenientes de varias empresas instaladas principalmente en el Distrito Nacional, así como de cañadas que inundan sus cauces con desperdicios sólidos y líquidos altamente contaminados.
Justo en esa casita, pintada de azul y con la puerta etiquetada con la palabra río en letras rojas y mayúsculas, como si fuera una alerta de peligro, vive Faunieli desde hace nueve años con su hija de apenas diez meses de edad, recientemente fue diagnosticada con dengue, y su esposo, que trabaja en el mercado de 12:00 de la medianoche a 11:00 de la mañana.
A ellos les tocó la vivienda más vulnerable de esa comunidad tan frágil que parece como si se derrumbaría en cualquier momento.
No se necesita ser un experto en construcción para determinar que esa casa es una amenaza latente para sus moradores, ubicada a orillas del río Isabela, además de que puede ser inundada en cualquier momento, emana gases tóxicos y nauseabundos provocando que enfermedades como el dengue y el cólera se puedan propagar fácilmente.
Fau, como le dicen en su alrededor, apresurada y nerviosa continúa relatando su triste historia, nos cuenta que es enfermera, aunque tiene la licencia de Salud Pública que le permite ejercer esta profesión, no ha tenido la suerte de conseguir trabajo. “Estudié enfermería y lo único que pido es un empleo para poder mejorar nuestras vidas”, dice entristecida.
Indica que el mal olor del río Isabela la despierta desde muy temprano, por lo que asegura que su situación es desesperante. “A veces no puedo ni cocinar por esta situación y tengo que subir donde los vecinos”.
Su mayor temor –dice- es cuando anuncian lluvia, incluso más que la delincuencia porque “los tigueres” no se meten con ellos. “Cuando llega la lluvia nos vamos para donde mi mamá que vive en Herrera, pero con el último aguacero no dio tiempo de salir y el río inundó a la casa”.
Su situación es crítica, en cuanto al alcance de servicios de higiene, por lo que el hacinamiento es evidente, los baños son compartidos, no tienen un sistema de cloaca que les permita evitar el contacto con los desechos fecales.
Y como si fuera poco esta comarca no cuenta con una adecuada recolección de la basura, por lo que sus pobladores tiran los desechos directamente al río, las conexiones eléctricas son inseguras y el agua llega dos veces a la semana, según ellos, de color amarillento lo que pone en evidencia que no es apta para el consumo humano.
La esperanza de 45 familias
La esperanza de las 45 familias que viven en esta condición descansa en que las autoridades algún día puedan ubicarlos en otro lugar. “Mi marido construyó esta casita, ahora escucho que quieren eliminar esto porque no quieren más personas viviendo en el río”, dice Faunieli y se refiere al proyecto de los 81 apartamentos que está construyendo la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd), de los cuales la comunidad demanda que 45 sean asignados para igual cantidad de familias que viven en condiciones deplorables.
Ubicación geográfica
La Zurza se encuentra justo en la cuenca del río Isabela del Distrito nacional donde alrededor del 80 por ciento de las viviendas están situadas en las laderas del río y se encuentran deterioradas, lo que constituye una amenaza para sus moradores.
A modo ilustrativo, a causa de las lluvias del 4 de noviembre del año pasado una persona perdió la vida, y en el caso más reciente, Las lluvias del 18 de noviembre ocasionaron deslizamiento de tierra y pérdida humana.
La Zurza tiene la densidad poblacional por metro cuadrado más alta de la ciudad y según el último censo más de 40 mil personas viven en esta comunidad con grave problema de hacinamiento.
La Zurza tiene su historia
Esas familias que habitan en las riberas del río Isabela nacieron y continúan viviendo en el hoyo de la Zurza, muchas de las cuales comenzaron a instalarse a orillas del río en 1961 con la instalación del mercado. Cuando sus vendedores para guardar sus mercancías levantaban ranchetas improvisadas, el barrio se fue formando de manera desorganizada y sin ningún tipo de supervisión de las autoridades competentes.
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