POR RAFAEL SANTOS
SALCEDO.- Los choferes que más se destacaron en el traslado de pasajeros desde y hacia otras ciudades del país principalmente hasta Santo Domingo: Rafael Almánzar, los hermanos Cepín y José Manuel y Apolinar, así como los también hermanos Camilo, Bolívar y Hugo.
Además, en el sector Alto de Piedra estaba Francisco Rogelio Gómez (La Onza), el cual hacía la travesía en un carro marca Chevrolet Impala, color azul Modelo 64.
Del barrio El Cementerio Viejo, Lino Mendoza; del centro de la ciudad: Yoyo Liriano, Rafael Castillo (Virilo), Teo Sánchez y Papito Regalado; mientras que de San José de Conuco, quien mejor hacía su faena era José Santos, mejor conocido como “José La Iris”.
En el caso de este último, es bueno apuntar, que primero hacía su trabajo en calidad de empleado del señor Toñito Disla, quien estaba casado con Alicia Camilo, de cuya hija Iris se le debe el sobrenombre a don José, el cual adquirió a crédito el autobús marca Ford, modelo 1954, propiedad de Toñito, quien lo había bautizado con el nombre de su única hija.
Al pasar este autobús a manos de José, en vez de las gentes decir José el propietario de la guagua “Iris”, se le nombraba “José La Iris”, pero en el 1964, este deja la vieja Ford y adquiere un carro Chevrolet Impala color negro, el cual se conocía en la población con el nombre de “El Azabache”, en el cual realizaba el trabajo de concho de pasajeros desde su comunidad y lugares aledaños hasta Santo Domingo.
En esa época el pasaje costaba $1.50 pesos por persona. Otros choferes de la comunidad eran Marcelino Toribio y Manolo Salazar.
Ahora bien, al hablar del choferismo hay que tocar el nombre de Rafael Antonio López, mejor conocido como “Fellito Rítz”, quien adquirió de su antiguo patrón, César Elpidio Polanco Brito las rutas hacia las ciudades de Santo Domingo e Higuey, en cuya unidad número 5 ejercía su trabajo. No hacerlo es cometer un acto de injusticia para el presente enfoque en donde durante muchos años, las bocinas de sus autobuses se dejaban escuchar a eso de las tres de la madrugada, siempre que una de sus 6 unidades iba a determinado sector de la ciudad en busca de pasajeros para su traslado hacia las ciudades antes mencionadas.
Los choferes que trabajaban en la Línea Rítz 8 eran Ponciano Tejada, Genaro Almánzar, Pablo Rodríguez, Osiris Almánzar, Silvio Paulino (este era el chofer encargado de los viajes de peregrinación hacia la Basílica de Higuey), Chichílo Infante y Lucas Escaño.
Durante ese periodo, Salcedo no tenía una parada definida para el transporte de pasajeros hacia Santo Domingo, aunque sí había un lugar que servía en un principio como punto de encuentro, que era el parque Duarte.
Para poder viajar a la ciudad capital había que inscribirse y dejar su dirección uno o dos días antes a la casa del propietario o chofer del vehículo, que en su gran mayoría eran carros marcas Chevrolet Clásico o Impala y unas pocas guaguas en su mayoría Nissan Civillian como era el caso de la línea Ritz.
El periplo se iniciaba a las tres de la madrugada para llegar a la capital muy próximo a las 8 de la mañana, en donde el punto para depositar el pasajero era el Parque Enriquillo, a no ser que este pagara un poco más entonces se le llevaba a domicilio.
Otro de los que se destacó en el concho de pasajeros desde Salcedo hasta Santo Domingo, fue Marino Trifolio, quien junto a Fellito Ritz trabajaba en uno de los autobuses propiedad de César Polanco y luego que este resolviera no continuar con el negocio del transporte es Trifolio quien adquiere dos unidades de autobuses a los cuales los nombra “Zoila” y “La Negra”, como sus hijas.
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