Por Rafael Santos
Hoy cuando me desperté, a eso de la 5 y algo de la madrugada, me interné dentro del laberíntico mundo de las reflexiones, y a seguida me pregunté, pero, ¿qué día es hoy?, pues como muchos y precisamente al despertar ante el regalo de Dios hacia mí de un nuevo día, perdí la noción del tiempo. Recalculé y me dije para sí mismo, creo que hoy es martes, o lunes y acto seguido me levanté.
Despacio, luego de lavarme la cara y cepillarme, encendí la estufa para el café, y me dirigí hacia donde estaba la computadora, y al encenderla para iniciar este mi nuevo día laboral, esta me recordó que hoy es miércoles…… - ¡Waooooooo!, qué vaina---pensé.
Miré el precioso árbol de navidad que Maggy y mi niña Camila habían levantado con amor, y a seguida, nuevamente, me interné en mi raro e interno mundo reflexivo, y me di cuenta de que si, eras miércoles, la computadora no me había mentido, definitivamente era miércoles.
Acto seguido y luego de colocar la Palabra de Dios y de enviársela a los contactos y familiares, me puse a reflexionar nuevamente y caí en la cuenta, de que los días están siendo cada vez más cortos, y que al ser humano no le está dando “tiempo” ni siquiera para reflexionar sobre lo que pasa a su alrededor, pues muchos estamos imbuidos en cuestiones banales y la gran mayoría hasta sin importancia, olvidándonos, que el Plan Divino sigue sus coordenadas al pie de la letra.
Definitivamente la vida combustible que estamos viviendo no nos está permitiendo ni siquiera reflexionar y al igual como en los días de Noé o de Sodoma y Gomorra, nos estamos llevando de las apariencias, de las modas, de la política, de los “adelantos que cada vez más exhibe la ciencia”, algo que también está precisamente en la Biblia, específicamente en Daniel 12:4, cuando establece con palabras muy precisas, “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará”.
Finalmente, y continuando con el hilo conductor de mis reflexiones sobre el tiempo, llego a la conclusión de que mis preocupaciones sobre este tenor (tema), tienen la respuesta perfecta, y es, que definitivamente, el mundo está ante la antesala de la venida de Cristo.
Las coordenadas que sigue el mundo, es precisamente la clave a la respuesta que buscaba, de que en definitiva los días son extremadamente más cortos, y que el mismo Cristo en Mateo 24: 22 lo ha establecido cuando conversando con sus discípulos, hace ya más de dos mil años, dijo: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”.
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