Por JUAN LOPEZ
Por la desesperación e incapacidad políticas del sector que representa el Consejo de Ministros de Haití que encabeza el primer ministro de facto, Ariel Henry, solicitó a la ONU y comunidad internacional una “urgente intervención para controlar las caóticas acciones criminales de las bandas armadas que, mediante secuestros, extorsiones, asesinatos, bloqueos de carreteras y violencias” han complicado la grave crisis económica, social, sanitaria y política, reflejando la indefensión del empobrecido pueblo haitiano.
Esa desafortunada solicitud del Consejo de Ministros fue, rápidamente, impugnada por la facción de 10 senadores que queda de los 30 que constituyen el Senado, por las bandas delincuenciales, por varios grupos políticos y organizaciones de la sociedad civil, lo cual evidencia la dispersión y profunda división socio-política en la que se desenvuelve la sociedad haitiana.
No obstante, los esfuerzos que están realizando la OEA, el CARICOM, el Secretario General de ONU, los gobiernos de EE.UU. y Canadá y otros importantes organismos de la comunidad internacional, cada vez más preocupados, porque las múltiples crisis han hecho que Haití toque fondo y se le visualice como un Estado fallido, lo cual dificulta identificar los procedimientos y las acciones a implementar para una verdadera ayuda humanitaria para Haití.
Algunos sectores haitianos y de la comunidad internacional que valoran la intervención militar como la única vía para enfrentar las bandas, apaciguar la situación y controlar el territorio para, de esa forma, llevar la tranquilidad y la paz social que permitan crear condiciones adecuadas para que Haití retome el camino de la institucionalidad y gobernabilidad democráticas.
Entonces, ¿qué se espera? ¿Por qué no se deciden por la materialización de la intervención militar? Son varias e importantes las causas que han sembrado la indecisión para la posible eficacia de una cuarta intervención militar en Haití. Veamos:
a) Las tres intervenciones militares de EE.UU. en Haití (1915-34, 1994 y 2004) no solucionaron las crisis históricas que les afectaba. Al contrario, se profundizaron.
b) Incrementaron el sentimiento nacionalista y anti-intervencionista en una importante franja de la sociedad haitiana que, complementan la histórica resistencia y luchas contra potencias extranjeras del pueblo haitiano.
c) Las complejas y sangrientas guerras que libró el pueblo haitiano contra el imperio francés, para proclamar su independencia, el 1ro. de enero de 1804.
d) La compleja cultura, totalmente, afrodescendiente del pueblo haitiano.
e) El alto costo económico, político, ético, social y en vida para EE.UU o cualquier otro país que lidere una cuarta intervención militar en Haití.
f) No se visualizan garantías para que una cuarta intervención militar aporte resultados positivos para encauzar la paz social, la institucionalidad y gobernanza democráticas en Haití.
g) ¿Cuáles serían los beneficios directos que obtendrá el país que lidere las fuerzas militares intervencionistas en Haití?
h) Además de controlar las bandas delincuenciales, ¿qué otras acciones habrá que implementar para superar las múltiples crisis económica, sanitaria, desempleo, humanitaria, social y política que, cada vez más, se profundizan en Haití?
La reflexión en los anteriores indicadores son las verdaderas razones que han impedido que la comunidad internacional (en particular la ONU,EE.UU, Unión Europea) no se haya decidido ejecutar una cuarta intervención militar en Haití.
A pesar de que la R. Dominicana es el país más perjudicado por esa terrible crisis haitiana, tampoco desde aquí se auspicia otra intervención militar en Haití. Desde nuestro país, en correcta actitud del pueblo y gobierno dominicanos, se reclaman ayudas humanitarias y solidaridad humana urgente para el pueblo haitiano, víctima de las ambiciones, incapacidades, narcotráfico y robos de las élites económicas, políticas e intelectuales haitianos; pero al mismo tiempo rechazando la impertinencia política de otra intervención militar en Haití.
El pueblo dominicano rechaza con firmeza las intervenciones militares en cualquier país por razones válidas: 1.- Por nuestras gloriosas epopeyas en lucha contra varias potencias extranjeras, 2.- Porque una intervención militar atenta contra el principio de la autodeterminación, libre albedrío y soberanía de los pueblos. y 3.- Porque no hay garantía de que esa “solicitada intervención” sea, real y efectivamente, la solución a las penurias y crisis que padecen los haitianos.
Por vía de consecuencia, los dominicanos somos partidarios de una auténtica y eficaz solidaridad internacional con el pueblo haitiano; llevando una verdadera ayuda humanitaria, propiciando un acuerdo por consenso entre los líderes políticos, económicos y de la sociedad civil haitiana para que, con la colaboración técnica de la ONU y económica de la comunidad internacional (principalmente EE.UU., Francia, Canadá, FMI, BID, etc) se propicien las condiciones para un gobierno transitorio que, en dos o tres años, puedan realizar elecciones libres, democráticas y transparentes que devuelva la paz social, normalidad de la producción económica y la conducción política de la vecina república de Haití. ¡Son nuestros sinceros deseos!
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