El debate sobre el llamado «instinto maternal» ha sido tema de discusión constante en el tiempo, y cuando se trata de parejas de mujeres lesbianas, adquiere además una dimensión única y a menudo estresante.
Autora: Elsa García
Deben, por ejemplo, afrontar sin excepción profundas reflexiones sobre la gestación y tomar decisiones en torno a quién será la madre gestante.
En muchos casos, las mujeres que se identificaron como lesbianas en un tiempo (nada remoto aunque los grandes avances sociales que han tenido lugar en las últimas dos décadas nos hagan verlo muy lejos) en el que la maternidad no era una opción viable por las limitaciones legales o sociales imperantes, a menudo tuvieron que conciliar este deseo con su identidad de un modo particular.
Desde una perspectiva crítica feminista, se argumenta que la idealización de la maternidad a lo largo de la historia ha sido una herramienta de control por parte del patriarcado, y el llamado «instinto maternal» el resultado de la internalización del mandato social impuesto a las mujeres.
Es fundamental comprender que la experiencia de la maternidad está moldeada por factores históricos, sociales, ideológicos y legislativos.
En todo el reino animal y en la especie humana con especiales motivos, las funciones biológicas están intrincadamente entrelazadas con factores sociales y culturales, no podemos separarlos, y aunque en el siglo XXI aún no se dispone de ningún apoyo que sostenga este supuesto instinto, la concepción persiste con fuerza en el imaginario colectivo del que no se sustraen tampoco las mujeres lesbianas, como cabe comprender.
Maternidad en parejas de mujeres
Lo que hace particular el proceso de maternidad en parejas de mujeres, muy distinto del que pueden llevar a cabo parejas heterosexuales, son aspectos como los siguientes:
Homofobia internalizada, que condiciona la imagen que como madres son capaces de construir sobre sí mismas algunas mujeres lesbianas, así como la imagen que como madres les atribuye la sociedad. Una imagen que constatamos significativamente más negativa que en la mayoría de las mujeres heterosexuales.
El prejuicio social y el estigma que incrementa sensiblemente el temor al sufrimiento futuro de los hijos e hijas.
El marco heteronormativo que han regulado históricamente tanto el matrimonio como la maternidad y la ausencia de modelos de familia alternativos visibles, que explican en parte cómo las parejas del mismo sexo han estructurado sus familias generalmente según el modelo de familia nuclear tradicional, a pesar de la ruptura de los pilares ideológicos que la sostenían. En el caso de las mujeres lesbianas esto ha tenido una particular repercusión y ha conducido a no pocas a negar su homosexualidad o a «posponerla» para poder cumplir su deseo de ser madres.
Un número elevado de mujeres mayores de 45 años, y con mucha más intensidad las que vivieron durante la dictadura franquista, sencillamente nunca consideraron la posibilidad real de ser madres debido a que no existía, por las limitaciones legales y culturales impuestas por la sociedad de su tiempo.
No existe la posibilidad de improvisación o de espontaneidad en el proceso de maternidad dentro de la pareja lesbiana, más bien lo contrario: se afronta un largo proceso para la superación de las limitaciones biológicas y las impuestas por el marco cultural heteronormativo. Esto nos puede llevar a pensar además en la existencia de un deseo particularmente intenso y una excepcional motivación por tener descendencia en las mujeres lesbianas que así lo deciden.
A pesar de todo y en última instancia, cabe señalar que por encima de lo expuesto con carácter general sobre los desafíos particulares que enfrentan las mujeres lesbianas, la maternidad es una experiencia profundamente personal y compleja también en ellas, como no puede ser de otra manera.
Este artículo intenta solamente poner en valor con sensibilidad cómo la experiencia de la maternidad en el seno de una pareja lesbiana, al desafiar las concepciones tradicionales y cuestionar la presión heteronormativa, contribuye con fuerza a una mayor aceptación y apoyo para todas las formas de familia.
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