“Cada vez que la interno, mi corazón no aguanta más presión, porque yo sé que mi hija lucha mucho por su vida, pero también yo sé que si mi hija sigue así ya pronto ella me va a colapsar y es lo que yo no quiero”, relata su madre, Katheryn Rodríguez.
Kiara de Jesús, con apenas 11 meses de vida, necesita un trasplante de hígado.
De obtenerlo, le ayudaría a contrarrestar una enfermedad mortal que los médicos le diagnosticaron tiempo después de nacer: ‘Atresia biliar’.
Se trata de una obstrucción de los conductos (vías), que transportan un líquido llamado bilis desde el hígado hasta la vesícula biliar.
“Le hicieron una cirugía para reconstruirla, pero ya era tarde porque su hígado estaba muy cirrótico (presencia de cicatrices)”, cuenta su madre, Katheryn Rodríguez.
Desde entonces, Katheryn, de 32 años, hace lo imposible por mantener con vida a su hija.
Ya han sido muchas las puertas que ha tocado para lograr el trasplante; sin embargo, ninguna se ha abierto.
AYUDAPara ayudar a Katheryn Celular: 829-847-3183 Cuenta: Ahorro Banreservas 9601161777
Katheryn dice que se comunicó con una fundación en Colombia, que analizó el diagnóstico de Kiara y determinó el procedimiento médico.
La fundación le facturó el trasplante por 113,200 dólares (más de seis millones de pesos dominicanos), cifra que ha buscado desesperadamente.
“La cirugía consiste en sacarme una parte del hígado mío para ponérselo a ella, para que el de ella se regenere”, explica la madre en una entrevista con LISTÍN DIARIO.
“Estoy pidiendo que se me ayude para poder darle vida, porque ella tiene derecho a tener una oportunidad de vivir”, implora su progenitora.
Para recaudar fondos, suele vender ‘habichuelas con dulce’ o ‘arroz con leche’. Pero, lo que gana es poco, frente a las necesidades de Kiara: leche, medicamentos, comida, entre otros insumos. Además, Katheryn tiene otro hijo, de 4 años.
POCO MÁS DE UN AÑO DE VIDA
Es difícil que Kiara dure un año de vida, con el hígado cirrótico que conserva. “Los pulmones de ella en cualquier momento pueden colapsar”, deplora la madre.
El miedo la arropa día y noche, con tan solo pensar que su pequeña podría partir de este mundo.
“Cada vez que la interno, mi corazón no aguanta más presión, porque yo sé que mi hija lucha mucho por su vida, pero también yo sé que si mi hija sigue así ya pronto ella me va a colapsar y es lo que yo no quiero”, relata.
La familia reside en la calle Duarte del sector Quita Sueño, de Haina, una localidad urbana situada en San Cristóbal.
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