En esta ocasión, el gestor cultural Luis Molina propone al Ministerio de Cultura reactualizar sus actividades literarias de acuerdo al contexto actual.
P: ¿Cómo impulsar la difusión literaria que parece que dominará la esfera editorial en los próximos años?
Los pies sobre la tierra es la solución. Saber qué tema se escribe y a quién va dirigido y como lo van a publicar.
Se que esto es difícil para un escritor que entiende que todos sus pensamientos son emanados de Dios.
Pero en el negocio editorial se impone la practicidad.
Un ejemplo de esto es Editorial Cielo Naranja que de la nada hace una publicación con una obra invaluable para la literatura nacional.
Le recomendaría al Ministerio de Cultura crear cuentas de los escritores dominicanos, los principales deben tener páginas en Instagram y Wikipedia que deben ser creadas para que los algoritmos puedan hacer su trabajo.
Ciudadanos en la Feria del Libro 2023MELANIE CUEVAS
Más apoyo a las editoriales independientes con plataformas para la difusión de sus libros y el impulso de las industrias culturales.
Debemos convertir la Editora Nacional en una entidad que promueva los textos que se editan en el país. Para qué dedicar esfuerzo para editar un libro, si podemos trazar las pautas para que las editoras hagan los libros que queremos y solo tenemos que poner nuestro sello y ya.
El truco es ser eficientes y no eficaces. Cualquiera mata un siervo con una ametralladora, eso es eficacia, pero la eficiencia solo necesita de un disparo certero.
Para impulsar la creación literaria hay que buscar lo que le interesa a la población. Las obras íntimas, personales, que solo le interesan a sus autores, no tienen espacio en mi visión.
¿Qué temas les interesan a los potenciales lectores? ¿Qué puede llamar la atención? Estas deben ser las preguntas de un buen editor.
Primero empecemos simple y luego lo complicarnos más.
P: Distanciado usted de nuestros eventos culturales, qué opina del futuro de nuestras ferias del libro?
Primero, en la República Dominicana no existe “Feria del libro”. Lo que se vende como esta es más bien una ”Feria Cultural”. Como gestor, continuaría realizando ferias de ese tipo pero con un cambio de nombre y otro formato para que refleje su verdadera naturaleza, su nueva realidad. Propongo que nuestras autoridades culturales piensen en una real Feria del Libro, concentrada en los remanentes de esta industria que ha sido golpeada por la Era digital. La convertiría en la “FCutura” con un contenido amplio y visión global, usando como centro la verdadera realidad nacional. Esta “FCultura” podría ser de carácter internacional, con áreas destinadas a la Música, Teatro, Cine, Gastronomía, Folclore, etc. La haría con un rally que invite a los participantes a hacer recorridos por todos los espacios participando por premios para incentivar que los asistentes recorran todas las ofertas.
Como contrapartida, haría una feria solo dedicada al libro, sin más nada. Un evento, ya bien por Internet o en un parque público para hablar del libro y la industria, con cero espectáculos. Solo incluiría actividades concentradas en el libro con ofertas a los escritores y espacios prácticos, explicando cómo usar las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento (TICS) para la edición editorial.
En mi propuesta, el libro sería el centro de este evento y no necesariamente los escritores, porque la meta debe ser adaptarnos a los nuevos tiempos.
Los temas a exponer guardarían relación con diversas temáticas, por ejemplo, cómo crear una editorial propia; necesidad de hallar nuevos mercados para el libro; la importancia de escribir global; como hacer un libro bajo demanda; diseño editorial; la creación del libro sin la necesidad de casas editoras, el uso de plataformas digitales para la difusión. Estos serían, algunos de los temas de mi interés.
Las charlas magistrales, conferencias y coloquios estarán siempre enfocadas en los temas anteriormente citados, y no para resaltar el ego de un escritor.
La idea de nombrar cada año un país como invitado es algo súper interesante, pero con la crisis que actualmente presenta el libro, esto carece de importancia real. Lo importante sería premiar al Libro del Año y que inmediatamente se publique en la Internet y se otorgue como premio al autor la construcción de un blog digital con toda su obra. Esto le correspondería al Ministerio de Cultura.
Analizar la obra de un escritor no hará que más dominicanos tengan acceso a la lectura. El problema nacional no es de producción de libros, sino que nadie los lee.
Los escritores lo saben y tratan de distribuir sus libros como pueden, y siempre regalan uno con la esperanza que alguien lo lea, pero eso no pasará.
Pongo mi caso: cada vez que alguien me regala un libro, no lo leo, al menos que el tema sea de mi interés.
Es por eso que la Feria del Libro que propongo tendrá un espacio de intercambio de publicaciones donde se podrá contactar a todos los autores para que lleven sus obras y donarlas a los interesados. Donarlas, no venderlas porque casi nadie las comprará.
La estrategia es usar las redes sociales y comunicar por esa vía a los interesados por la poesía para que acudan a buscar libros sobre el tema de su preferencia y promocionar sus autores, y así sucesivamente con la narrativa, el teatro y la historia.
Se deben entender que esto será efectivo mientas se mantenga el respeto y la valoración al escritor quien será destacado, por ejemplo, en una página web sobre su obra que será colgada en las redes como retribución a su donativo.
Querer vender libros en un país donde la prioridad es el ron y la cerveza, y dónde en los colegios y escuelas no enseñan el hábito de leer es un sueño, algo que nunca pasará.
Es una pena que en nuestro sistema educativo dedique tanto tiempo al álgebra, a la física, a la química, en vez de enseñar amor a la patria, sentido crítico, nutrición, salud y sobre todo moral y cívica.
La feria del libro debe evolucionar y no se trata alzar pabellones con aire acondicionado, se trata de digitalizar la producción literaria de un año y darla a conocer.
Rescatar la lectura es rescatar el libro, ya sea físico o digital, pero en la era del Instagram y el Dembow este es un reto, y más para un monstruo como el Ministerio de Cultura que es el albergue de aquellos que viven como burócratas; ese ministerio debe dejarse ayudar para que su trabajo sea eficiente y vea los frutos de su accionar.
La Feria del Libro necesita un relanzamiento. Como está solo sirve para…. bueno elija usted las palabras para calificarla.
3- ¿Cómo se pudiera recuperar el hábito lectura perdido en estos tiempos donde la internet ordena y manda?
El hábito de lectura como era antes no volverá jamás. Lamentablemente, todo evoluciona y la lectura no es la excepción.
Lo primero es que todas esas obras que funcionaron en los colegios en décadas pasadas, ya no tienen razón de ser.
En mi época enseñaban historias que a mí me encantaban pero no apropiadas para un joven. Obras como “Over”, “El derrumbe” y “Cosas Añejas”, por ejemplo, no fomentaron la lectura. El enfoque debe ser otro, con temas de interés real.
El pasado nunca volverá.
Esos libros de ayer solo deben ser usados solo como material de estudio en las escuelas o retornados a las bibliotecas escolares. Y reconocer a sus lectores, con un sistema de retribución real para los profesores.
Nada ni nadie va a cambiar esto, pero podemos evolucionar, usando un mejor diseño, portadas atractivas, menos profundidad y más relevancia.
Cuando viajaba, siempre veía en los aviones y aeropuertos a personas leyendo libros. Pero hoy están en sus dispositivos móviles, esto es un indicativo.
En Madrid, Estambul y Moscu, no vi a una solo persona con un libro, y eso nos debe llamar a la reflexión.
Los quijotescos esfuerzos de espacios para intercambio de libros se deben fomentar, pues el libro tiene un problema: ya no hay espacio en los apartamentos modernos para incluir colecciones de libros, el libro debe ser gratis en su gran mayoría, fomentar la lectura es la meta. A los escritores que quieran ser editados por el Ministerio de Cultura tienen que firmar un acuerdo de gratuidad y digitalización a cambio de promover sus trabajos, los demás disponen de las editoras comerciales que aún quedan o de sus propios recursos, como es habitual.
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