POR RAFAEL SANTOS
Tenía esa vieja deuda desde mediado de la década de los 80s. Creo que desde el mes de octubre de 1987. Fue un libro que junto a los “Versos del Capitán”, del laureado escritor chileno Pablo Neruda, me había recomendado el ex vicepresidente, activista cultural y amigo, el doctor Jaime David Fernández Mirabal.
La Metamorfosis, de Frank Kafka, es un libro raro. Rarísimo hasta en su estructuración. Fue escrito en el 1915, en su Praga natal y cuyo género es la novela.
Es de fácil lectura. De pocas páginas, pues apenas tiene 66 y cuyo argumento además del título ha inmortalizado a su autor, a tal extremo, que en pleno siglo 21 es muy común ya el término metamorfosis para referirnos a cambios sustanciales, sean estos materiales como inmateriales.
La enorme transformación de Gregorio Samsa, el cual al despertarse esa mañana para ir a su habitual trabajo, se encuentra que todo su cuerpo se había transformado en insecto, no sin antes decirles a todos mis lectores, que la trama además del cambio en su físico también transforma la tranquilidad de la familia.
Lo que pasa en dicha casa, pero más aun lo que pasa en la habitación del citado personaje, en donde por su naturaleza se encuentra recluido, es digno de reflexionar, de hacernos la pregunta de hasta dónde llega nuestro raciocinio a la hora de que a nuestro alrededor se producen cambios, los cuales muchas veces no podemos ocultar.
Pero sobre todo, La Metamorfosis de Kafka, nos deja en el imaginario, según se van produciendo los diálogos y las reflexiones que el autor nos hace a través de cada palabra sabiamente escrita para darle vida a dicha obra, un extraño sabor que si no poseemos algún tipo de afición y pese a la brevedad de la misma por la lectura, pues el citado libro por momento nos parece hasta insípido, cuando no es así.
El libro, a pesar de que por momento nos parece que cae en un punto muerto en su lectura, cuando la realidad es otra. Más bien, y con el juego de palabras usado por el autor, La Metamorfosis nos sumerge en lo difícil que es para nosotros los seres humanos adaptarnos a los cambios que se producen en nuestras zonas interiores y las cuales muchas, pero muchas veces no estamos ni queremos aceptar como retos que se nos plantean.
De manera pues, que más que un análisis a la misma obra, es más bien una breve reflexión sobre el mensaje que esta importante novela corta nos deja, pues, prefiero no decirle más que lean esta novela. Es corta como ya lo hemos expresado y la misma si la leemos con la suficiente sabiduría, terminará ayudándonos para la auto aceptación cuando parecemos negarnos a asumir que los cambios se producen, y punto.
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