POR RAFAEL SANTOS
Recientemente y vía una invitación que me hiciera el comunicador y amigo Luis Ricardo Miñoso Rojas, para que junto a las autoridades edilicias y la población en sentido general, fuéramos testigo de excepción de lo que sería la inmortalización de un hombre que como el ya casi legendario Juan Bautista Rojas Almanzar, supo manejarse en medio de una difícil época sin manchar el honor y el apellido de sus proles.
Juan Bautista Rojas Almanzar fue hijo de la señora Sofía Almanzar y esta a su vez hija del señor Buenaventura Almanzar, quien formó parte de los que afanosos buscaban el desarrollo de lo que hoy es Salcedo, y al que se le acaba de honrar con el nombre de una de las principales calles de este pueblo.
Es bueno que se sepa y como testamento histórico sobre la importancia de esta noble familia, que Buenaventura Almanzar (abuelo de Juan Bautista Rojas Almanzar) formó parte de la comisión que al Presidente provisional de Gregorio Luperón les enviaran la carta peticionaria para que la entonces Ermita de Juana Núñez fuera elevada a Puesto Cantonal con el mismo nombre, acción llevada a cabo el 3 de noviembre de ese mismo año, pero siendo a la sazón Presidente de la Republica, Fernando Arturo de Meriño, lo que sustenta aún más nuestra apreciación del gran legado de la descendencia de familia Rojas-Almanzar, entre ellos los Rojas-Gómez, Rojas-Sarmiento, Rojas-Goico, Rojas-Tavar, y otras, al desarrollo integral de esta emblemática provincia, hoy reconocida como Hermanas Mirabal.
Juan Bautista Rojas Almanzar, que nació el 13 de junio de 1906, era hijo como ya expresáramos en líneas anteriores, de Juan Bautista Rojas y la señora Sofía Almanzar. Fue compañero de estudios del destacado científico de Santiago, pero radicado en Salcedo, doctor Miguel Canela Lázaro, siendo además uno de los alumnos más aventajados del intelectual dominicano Francisco Fantino Falco, graduándose de licenciado en derecho el 8 de noviembre de 1928 en la universidad estatal dominicana junto al expresidente Joaquín Balaguer.
Su incursión en la política fue fructífera y a pesar de que se desarrolló durante una época en donde decirle no al “Jefe”, era una brutal sentencia que podría desencadenar en un grave problema para el susodicho, sin embargo, Rojas Almanzar, jamás uso el poder conferido por los diferentes cargos para mancillar ni su nombre ni el de sus familiares, los que por décadas han sido admirados en esta provincia, como una de las estirpes más emblemática de toda su historia.
Ocupó desde la presidencia del ayuntamiento local durante 11 años consecutivos, Gobernador de Espaillat, luego pasó a ser diputado al Congreso en representación de la citada provincia a la que Salcedo pertenecía, después fue senador y finalmente Juez de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), entre otras importantes posiciones políticos-administrativas.
Como politólogo y un estudioso de la historia tanto de nuestro pueblo (Salcedo) como del país en sentido general, aprovecho la ocasión y a través de este medio, para hacerle un llamado a las autoridades superiores, léase educación, cultura, senado, Cámara de diputados, alcaldes y demás, para que entre todos unan voluntades y se lleve a cabo una especie de proyecto, tendente claro está, a que en nuestros municipios se reescriban las historias por separadas de cada una de nuestras ciudades, en donde dicha tarea bien pudiera estar bajo la responsabilidad de un conjunto de intelectuales de cada provincia, y así, nuestros estudiantes conozcan a ciencia cierta, quienes han sido nuestros pro hombres, que como por ejemplo, la vida y obra del licenciado Juan Bautista Rojas Almanzar, quienes hicieron mucho por sus pueblos y que hoy casi nadie de nuestra generación conoce. La historia no se puede perder.
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