POR CARLOS HENRIQUEZ
Cuando en la posteridad, y quienes analizan los diferentes fenómenos, tanto políticos, económicos o sociales vayan a sacar sus conclusiones sobre el recién Huracán Fiona y el desempeño de las actuales autoridades, comenzando por el Presidente Luis Abinader, sin temor a equivocarme, que habrá que darle un 10, en la escala de 10.
Quienes les dieron seguimiento, tanto al curso del citado fenómeno, o seas previo a su arribo a República Dominicana, se dieron cuenta del empeño del primer mandatario de la nación, para que el país, su país, nuestro país, sintiera que al frente de las cosas del Estado, había un hombre cuyo perfil de servidor y de innato sentido común, era de carne y hueso.
Era común durante esas difíciles horas, ver al Presidente junto al director de la Defensa Civil, Juan Manuel Méndez y los demás miembros de la cúpula del organismo de socorro, despachando desde la sede o desde un lugar cualquiera por así decirlo, lo que dio a demostrar una vez más, de que es un Presidente que no busca poses sino soluciones.
Y después del fenómeno, ahí fue que el ciudadano presidente Luis Abinader dio cátedra de ser un hombre con sentido y sentimientos nobles, pues, todavía los vientos de Fiona no se habían terminado de ir de nuestras costas, cuando ya bota puesta, impermeable y su disposición de servir, vimos a un Luis Abinader visitando cada una de las provincias, para constatar los daños ocasionados y las mejores alternativas, eso sí, para beneficios de las grandes mayorías.
Rincón por rincón anduvo el Presidente llevando aliento y junto a un equipo de importantes funcionarios, evaluando y tomando sus notas para a partir de la fecha, disponer, y como así lo ha dispuesto, de que todas las viviendas sean reconstruidas o construidas en su totalidad, según el o los casos así lo ameriten.
Lo menos que podemos como observadores y estudiosos de los diferentes fenómenos, es más que felicitar al Presidente Luis Abinader, alentarlo para que no desmaye y continúe dándole cátedra a los demás políticos patio, para que cuando dentro de 6 años le toque entregar el poder por mandato constitucional, ese o esa que lo venga a sustituir, beba de sus conocimientos y continúe la ruta de desarrollo que este noble hombre ha diseñado para beneficio de los diferentes sectores nacionales.
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